Pepe tiene fama de ser un tipo duro e indisciplinado tanto en el instituto como en su casa, por esto es por lo que normalmente se mete en problemas. Cuando tenía trece años y después de desplazarse al sur de México, empezó a practicar todo tipo de deportes extremos, realizando incluso expediciones a la jungla solo, donde encontró una vieja ruina que una vez perteneció al gran imperio azteca que se difundió a lo largo y ancho de México. Allí encontró un viejo manuscrito que conservaba el espíritu del Dragón Verde o Quetzalcoatl, como se conoció en el viejo México. El espíritu que había permanecido en un profundo sueño, despertó con la resonancia natural de su nuevo portador y tomó la posesión del cuerpo de Pepe, quien confundido, regresó a la ciudad. Después de su encuentro, empezó a entrenar bajo la supervisión y guía del espíritu oculto en el viejo arte marcial Azteca, que basa su técnica en la velocidad, las patadas, los golpes de corto alcance y los agarres. Pepe ignoraba que todo lo que realizaba estaba guiado por el Dragón Verde, y pensaba que todos aquellos movimientos que era capaz de realizar de repente, molaban mucho.
Pero esto, junto con su indisciplina lo metieron en problemas. De vuelta a la ciudad de México, se vio envuelto en un conflicto con un banda que controlaba su vecindario. Debido a ello, su padre temiendo que algo malo le pudiera ocurrir a su hijo, lo envió a la ciudad de Sunshine donde vivía su tío, y donde pudo acudir al instituto y hacer amigos fácilmente, conociendo a Pupa y Pau, dos chicas que le causarían varios dolores de cabeza.
Después del ascenso del Dragón Negro y la llegada del resto de Dragones, Pepe presintió que algo no iba bien: el espíritu del Dragón Verde que tomó su cuerpo sintió que la confrontación con las fuerzas del mal estaban a punto de comenzar, así que Pepe se dirigió hacia el combate en compañía de Pupa, a la que pretende ayudar a encontrar a su hermano mayor, perdido en el entramado de una secta.
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