Es el segundo título de conducción creado para el sistema, y supone un salto cualitativo respecto a su antecesor, Road’s Edge. Los gráficos, el sonido y la jugabilidad han sido perfeccionados para ofrecernos unas carreras trepidantes en unos circuitos muy elaborados y muchísimo más detallados que el título anterior.
Vamos a encontrarnos con dos modos de juego:
- Modo campeonato: consta de tres espectaculares circuitos situados en Asia, Sudamérica y Europa, que pondrán a prueba los reflejos del jugador.
- Trial mode: se trata de una contrarreloj en un circuito muy extenso.
En esta ocasión las músicas han sido cuidadas al detalle y no son de ritmo tan frenético como sucede en Road’s Edge, dando prioridad sonora por tanto a los efectos de sonido. Estos son múltiples y muy bien implementados. Destaca el sonido característico de los neumáticos al pasar por terreno arenoso y similar, aunque también el juego nos deleitará con voces, sonidos de motor, golpes de diferente naturaleza en función de contra qué nos estrellemos (contra metal, contra madera...).
Gráficamente el juego demuestra una suavidad no vista anteriormente, algo difícil de conseguir si tenemos en cuenta que este juego posee unas texturas mucho más detalladas que Road’s Edge. Mientras que en ese título era patente la apariencia “poligonal” de la pista, del escenario y de los coches, en Xtreme Rally todo el conjunto tiene una apariencia mucho más suave y realista, desde el modelado de los coches, hasta los edificios (mucho más trabajados en este sentido), pasando por el propio asfalto o las pistas de tierra, todo representado con un mayor realismo en esta ocasión.
En cuanto a jugabilidad, es adictivo como pocos, es un arcade de conducción en estado puro. Tras seleccionar uno de los 8 coches (que por cierto, determinará también la dificultad de la partida), nos podremos poner al volante de conocidos vehículos como el Lancia Delta, el Jeep Gran Cherokee, el Hummer, etc. Asimismo, puede elegirse el color de la carrocería y el tipo de transmisión, automática o manual.
Una vez en pista nos damos cuenta de lo frenético de la partida, con unos trazados muy divertidos donde los saltos y las curvas enlazadas estarán a la orden del día. Además, el juego nos ofrece la posibilidad de recortar tiempos si conseguimos encontrar diversos atajos que se encuentran repartidos, y escondidos, a lo largo de cada circuito.
Como único punto débil encontramos la duración de la partida, ya que se antojará muy corta incluso si elegimos el modo campeonato. En este sentido, podremos acabar cada circuito en tiempos que ronda el minuto o los dos minutos, algo escaso para lo que el jugador puede esperar de un título de conducción, sin embargo, resulta ajustado si tenemos en cuenta que es un juego que fue creado para los salones arcade. Sin duda la diversión que nos ofrece en cada partida compensa con creces ese aspecto. |