La historia del juego nos sitúa en la Inglaterra medieval, momento en el que el Rey Arturo consigue a Excalibur, la espada legendaria, hasta ese momento incrustada en una roca. Justo entonces, Merlin se le aparece y le dice que al haber conseguido tan valerosa gesta, es merecedor del trono del país, incluyendo su bien más preciado y poderoso: el Santo Grial. Quien lo posea, tendrá a su alcance un tremendo poder, de manera que ante todo deberá impedir que caiga en manos indeseables. Sin embargo la copa ha desaparecido, de manera que debe recuperarla cueste lo que cueste. Raudo y veloz, emprende la aventura junto con sus amigos Perceval y Lancelot.
Knights of the Round es un juego gráficamente excelente, de lo mejor que una placa de recreativa de principios de los 90 podía ofrecer. El colorido y el cuidado diseño de los escenarios saltan a la vista, y en cuanto a la jugabilidad, los movimientos de los personajes y la inusual variedad de tipos de enemigos, hacen que el jugador pueda sumergirse aún más si cabe en la historia. Por supuesto que encontraremos el ya de por si cansino recurso de la repetición de algunos escenarios y enemigos, pero en cuanto a esto, el juego recurre a este truco en mucha menor medida que en el resto de títulos. Aún así, no dejaremos de ver cambios de colores de las ropas de algunos enemigos, lo cual es indicativo de una mayor resistencia y fuerza, pero se deja sobrellevar sin problemas. Tan sólo se echa en falta un mayor tamaño de los sprites, pero es algo que teniendo en cuenta el elevado número de enemigos en pantalla casi en toda la aventura, se puede entender que se haya optado por esta reducción.
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La banda sonora del juego es sencillamente brillante, y no es para menos. Mientras que en otros títulos de la propia Capcom se limitan a seguir un ritmo más bien percusionista que sigue a la acción del momento, en esta ocasión la banda sonora cuenta con dos o tres melodías que a buen seguro quedarán grabadas en la memoria del jugador por su armonía, ya sea musical como a nivel de complemento de la acción. Los efectos de sonido, por otra parte, también gozan de un realismo evidente, mención especial merecen todos los golpes de metal contra metal, sobretodo al impactar nuestras armas en las armaduras de los enemigos.
La temática del juego se completa en esta ocasión al igual que pasara con King of Dragons. Como si de un RPG se tratara, conforme avanzamos en el juego y vamos alcanzando ciertas cantidades de puntos, a fuerza de vencer a enemigos y recoger tesoros, nuestro personaje sube de nivel, lo cual le confiere una ligera mejora en el ataque y la resistencia a los golpes, así como cambios en el aspecto estético del personaje.
Todo esto, unido al sólido apartado técnico, hace que Knights of the Round sea el co-precursor (con permiso de The King of Dragons) de los magníficos Warriors of Fate, Dungeons and Dragons: Tower of Doom y Dungeons and Dragons: Shadow Over Mystara, aparecidos años más tarde.
La mecánica del juego es muy simple: debemos avanzar e ir derrotando según nos salgan al paso, enemigos de desigual destreza, hasta llegar al jefe de nivel, lo cual supondrá todo un reto al estar siempre acompañados de enemigos que nos distraerán constantemente, suponiendo en ocasiones una amenaza incluso mayor que la del boss. Todo ello, con un control de excelente respuesta y cuya principal virtud es la sencillez: ocho direcciones y dos botones: ataque y salto, además de movimientos especiales, como bloquear ataques (Ataque + Atrás) o evasión (Salto + Atrás), además del ataque especial (Ataque + Salto), una constante en los juegos de lucha de Capcom.
Otras características de la jugabilidad son por ejemplo la imposibilidad de recoger armas de los enemigos, al contrario que en otros muchos títulos, aunque en ocasiones podremos montar a caballo, aumentando nuestro poder de ataque en gran medida. Los personajes también se comportarán de manera diferente en batalla, de manera que podemos volver a elegir al personaje más equilibrado, al más resistente o al más veloz. Los ataques especiales en cada caso, también serán diferentes y gráficamente muy bien conseguidos. Por último y a modo de curiosidad, el juego nos ofrece un uso bien diferente de los objetos que vayamos encontrando, como los tesoros o la vida. Si hasta entonces quien rompía el ítem acababa recogiendo el premio en cuestión, en el juego se nos permite dividirlo en porciones a base de golpes, para así repartirlo con nuestro compañero en caso de jugar en modo cooperativo, lo cual cambia por completo el planteamiento del uso de estos ítems desde la primera fase. Aparte de la división hasta en 6 trozos, también cabe la posibilidad de que al golpearlos, éstos se transformen en otros objetos que pueden darnos incluso hasta dos barras de nivel completas, algo que agradecer durante la aventura.
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