Creado durante los primeros años de vida del sistema, Last Resort trata de llenar ese hueco que existía en cuanto a shooters de scroll horizontal. Curiosamente al igual que pasara con otros títulos de primera hornada, vuelve a basarse en otro título arcade de enorme éxito ajeno a la compañía. Si juegos como Burning Fight o Nam 1975 tenían una fuerte influencia de Final Fight o Cabal, respectivamente, en este caso Last Resort se inspira en R-Type (Irem, 1987), puede que el shooter más famoso del momento.

La historia de Last Resort nos lleva a un futuro lejano, donde la humanidad ha realizado enormes progresos tecnológicos los cuales han permitido comenzar seriamente la colonización del espacio. Se construye una enorme estación espacial, pero una vez acabada, un misterioso virus infecta el ordenador central que controla dicha colonia, fuertemente armada, y toma el control de todas las fuerzas tanto ofensivas como defensivas de dicha estación. Además, sus ocupantes se han puesto del lado del ordenador central en su intención de invadir el planeta Tierra. Mientras tanto la humanidad, consciente de se enfrenta a una dura amenaza,  lanza dos naves de combate con el objetivo de llegar al poderoso ordenador y destruirlo. Eso si, antes deberán acabar con un ejército de fuerzas invasoras que harán todo lo posible por convertirlos en chatarra humeante...

El apartado gráfico está muy trabajado, y recrea la línea futurista en la cual se basa el juego. Los escenarios están muy trabajados si los comparamos con los shooters del momento, tienen un buen acabado final aunque una variedad algo limitada (localizaciones junto a grandes ciudades, el espacio exterior...). Hablando de ciudades por cierto, nos encontraremos la primera fase con una fuerte inspiración en Neo-Tokio, de la película Akira.

Por lo general el juego será muy oscuro, nunca la acción transcurrirá de día, lo cual da una ambientación futurista apocalíptica que contagia en cierto modo ese enorme peligro que acecha a la humanidad. Los sprites tienen un diseño muy logrado, tanto si nos referimos a nuestra nave como a los enemigos. Vamos a ser atacados por todo tipo de engendros mecánicos: naves pequeñas, otras con forma de serpiente, torretas, mechas, bosses gigantescos, y un largo etc. Mención especial merecen los asteroides que deberemos destruir o sortear en momentos más avanzados de la aventura, puesto que su rotación y desplazamiento son suaves, inusual en un juego de esa época.

Los disparos por su parte también serán variados en función de quién los lanza, y podremos encontrarnos de todo: Enormes fogonazos, misiles autodirigidos, o los típicos "dots" tan usados en este tipo de juego, entre muchos otros. Siguiendo con los diseños, nos encontramos con las explosiones, bien diseñadas y muy realistas, a las cuales en muchas ocasiones se les ha incluido un efecto gracioso y es que al explotar ciertas naves enemigas, veremos a su piloto salir despedido entre los pedazos.

El punto negativo es la constante aparición de ralentizaciones cuando recibimos disparos desde múltiples fuentes. Tanto si se juega en una placa NTSC como PAL, harán su aparición, aunque en este último caso, serán aún más frecuentes. De hecho en alguna ocasión aislada, parece que incluso el juego está en Slow-Motion, porque la velocidad del scroll y de la acción baja notablemente.

El apartado sonoro está muy cuidado, y realmente no se le puede pedir más a un shooter de naves. Sus melodías están muy bien trabajadas y todas tienen una temática muy techno acorde al argumento del juego, además de alguna otra melodía más cañera que por la instrumentación recuerda bastante a la utilizada en algún juego de lucha como Art of Fighting. Además como añadido el juego nos obsequia durante la selección de dificultad a escuchar las canciones de las que consta el juego a modo de test de sonido, lo que puede aprovecharse para escuchar todos los temas sin tener que estar pendiente de la partida.

Los efectos de sonido tales como disparos, explosiones, etc, también son muy buenos y completan el apartado visual, dando un gran realismo a la aventura.

Hay una gran similitud con R-Type, de manera que quien lo haya jugado dominará sin duda el universo Last Resort. Contamos con una poderosa nave de combate, a la cual se le podrá añadir un Drone, una cápsula de defensa y de ataque la cual nos hará todavía más letales, y nos sacará de un aprieto en más de una ocasión. Este Drone se podrá lanzar contra los enemigos, y además rotará alrededor nuestro en función de la trayectoria que vayamos siguiendo. Sin embargo también podremos fijarla en algún punto para que nos pueda servir más eficientemente de escudo.

El control de la nave es sencillo, tal y como viene siendo habitual en el género:

El armamento es espectacular, no demasiado variado, pero al ser potenciable a base de power ups (hasta tres por tipo de arma) podremos acabar llenando la pantalla de misiles, lásers o bombas, de manera que esa variedad parece aún mayor de la que es. Además, nuestro Drone disparará a la par que nosotros y al poder ser lanzado contra nuestros enemigos, hará aumentar nuestra versatilidad. Los ítems para nuestro Drone están basados en dos poderes: uno, en la electricidad y el otro, basado en el fuego. A partir de esas alternativas, sus combinaciones dan muchísimas posibilidades.

Habrá que recorrer 10 fases, de las cuales 5 serán las propias de la aventura, mientras que las 5 últimas consistirán en recorrer de nuevo el camino andado pero con la dificultad aumentada, lo cual restará interés rejugable una vez hayamos acabado con el jefe final.

Y hablando de dificultad, he aquí el gran punto negativo del juego, ya que es endiablada, nada que ver con el resto de shooters del catálogo. La primera fase ya tiene su dificultad apreciable, aunque pasable, pero incluso en easy mode, vamos a necesitar mucho tiempo a los mandos de nuestra nave si queremos llegar al final del juego, porque vamos a necesitar muchas vidas, muchos continues, además de usar la memory card, la cual se convierte en imprescindible en este caso.

Esta dificultad se acentúa ya que no tendremos instant respawn, consistente en reaparecer allí donde nos acaban de destruir, sino que cada fase estará dividida en checkpoints, así que reapareceremos en algún punto que ya hayamos superado, teniendo que volver a hacer ese pequeño recorrido de nuevo. Como cada pequeña parte del escenario es un auténtico infierno, a buen seguro nos desanimaremos en más de una ocasión.

Las partidas a dos jugadores se vuelven algo más asequibles, pero sigue siendo un reto complicado a superar. Además, tal y como hemos comentado en el apartado gráfico, las ralentizaciones estarán más presentes que nunca, debido a que el hardware deberá mover más sprites en pantalla.

El diseño tanto de escenarios como de sprites le hacen merecedor de estar en lo más alto en cuanto a shooters de naves se refiere, sin embargo la desmesurada dificultad nos hará pensar dos veces si vamos a echar una nueva partida, o si mejor nos decantamos por otro título más amigable.

Si somos unos jugadores muy experimentados y si nos gustan los retos realmente difíciles, esta es nuestra opción. Si más bien queremos probar algún título de naves sin mayores complicaciones, el catálogo Neo Geo tiene títulos más asequibles que este.

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