Tras el éxito de Bubble Bobble, ocho años después, la desarrolladora Taito Corp. da un giro de 180 grados a sus personajes (los dragones Bub y Bob) y en 1994 presenta uno de los juegos de puzzle más adictivos que se recuerdan. El secreto de su éxito radica en su jugabilidad directa y simple, y un apartado técnico igualmente sencillo, pero a la vez muy atractivo. Tanto fue así, que no era raro ver en los salones recreativos al público femenino jugando a este título, un colectivo no siempre predispuesto a gastar monedas en una recreativa.

La idea parte de la base de mostrar sin demasiadas complicaciones, una sucesión de puzzles que trasmita simpatía desde el minuto uno. Taito lo consiguió utilizando tan solo dos recursos. El primero fue la paleta de colores, pues el uso de colores bien diferentes y muy vivos, dieron como resultado un apartado visual totalmente acertado. En segundo lugar, se cuidó en especial el diseño de los sprites, intentando acercar su acabado final hacia un estereotipo a todas luces infantil. En este sentido, los personajes, el cañón e incluso las bolas tienen ese estilo tan particular, con efectos sin demasiadas animaciones pero con las suficiente identidad como para darle una consistencia ambiental.

En cuanto a los backgrounds decir que su papel es el de colorear la pantalla más que la de ofrecer localizaciones diferentes basadas en la realidad (como sería el caso de la segunda entrega), y que esa diferencia entre una fase y otra se basa simplemente en las formas geométricas y colores distintos que van apareciendo.

En definitiva, un apartado que cumple con su cometido sin el uso de recursos técnicos avanzados, destacando sobretodo unos gráficos muy coloridos.

Las melodías del juego tienen unos sonidos que se han convertido en sello de identidad de la saga y en general de este tipo de juegos, con unas canciones muy pegadizas con cierto toque caribeño que nos hará tararearlas tras las partidas. En general tienen ese toque de los '90, y además incluyen algunos efectos interesantes, como por ejemplo, cuanto más cerca tengamos la última bola de la línea de disparo, más rápido irá la melodía, y viceversa si se encuentra muy lejos. Todo un detalle para lograr una buena ambientación.

Los efectos de sonido son igualmente acertados al tipo de juego, con poca variedad como es lógico en un juego así, pero con otros detalles a tener en cuenta, como por ejemplo las voces digitalizadas, de muy buena calidad..

Adictivo como pocos, la mecánica del juego es muy básica. Al inicio de cada ronda, un área de juego rectangular contiene una cierta cantidad de burbujas de colores dispuestas según un patrón predefinido. Abajo de la pantalla, el jugador controla una especie de ballesta con la que apunta y dispara burbujas hacia arriba. El color de las burbujas a disparar se genera de forma aleatoria siendo escogido de entre los colores que presentan las burbujas que todavía quedan en pantalla.

Las burbujas disparadas viajan en línea recta, pudiendo rebotar contra los laterales, y se detendrán cuando toquen otra burbuja o alcancen la parte superior del rectángulo. Si cuando una burbuja toca a otra burbuja se forma un grupo de tres o más burbujas del mismo color, dichas burbujas, así como todas las que cuelguen de ellas, serán eliminadas del área de juego, al tiempo que se recibirán puntos.

Después de cada pocos disparos, el techo del área de juego descenderá ligeramente, junto con todas las burbujas pegadas a él. El número de disparos entre cada descenso del techo está relacionado por el número de colores de las burbujas que aún quedan. Si las burbujas en pantalla cruzan la línea inferior, la partida se acaba.

El objetivo es limpiar de burbujas el área de juego evitando que estas rebasen la línea del fondo que marca el fin de la partida. Cada burbuja es disparada automáticamente tras un cierto tiempo si el jugador permanece inactivo. Tras limpiar la zona de juego, la siguiente fase comienza con un nuevo patrón de burbujas a eliminar.

La dificultad del título es adecuada pues tiene una curva bastante lógica. Para hacernos una idea, tiene el equilibrio justo como para que un jugador sin experiencia pueda estar el suficiente tiempo como para acabar su crédito con la sensación de haberse divertido lo suficiente, pero también para que al jugador experimentado, con fases cada vez más complicadas, le suponga todo un reto a superar.

Destacar el modo de dos jugadores, pues es competitivo. Esto significa que las burbujas que elimina uno de los jugadores pasarán a formar parte del área del otro jugador, lo cual nos garantiza unas partidas adictivas y muy divertidas.

Supuso toda una innovación en lo que a puzzles se refiere, y como título de éxito, ha sido clonado hasta la saciedad. A estas alturas su mecánica es sumamente sencilla, y no nos será difícil encontrar otros títulos que incorporen alicientes a la partida, en un intento de huir de esa sencillez para no ser catalogados como clónicos de este. Pero al igual que pasa con otros géneros, el juego que abrió camino por primera vez, es el que realmente tiene esa leyenda implícita, y en este caso ocurre precisamente esto. Es la esencia pura de este tipo de juegos.

Su mecánica sencilla es precisamente su mayor atractivo, pues una jugabilidad tan directa hace que cualquiera pueda jugarlo sin mayor complicación, con o sin experiencia previa. Es un título totalmente recomendado, tan solo eclipsado por una segunda parte que le superaría en muchos aspectos.

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