El idílico planeta Raguy, lugar de ensueño lleno de color y de vida, ha caído bajo el control del ejército de Daruma. Este malvado ser tiene planeado consumir todos los recursos del rico planeta y contaminarlo sin contemplaciones, de manera que todos los seres vivos del planeta están gravemente amenazados. Sin embargo, se han puesto todas las esperanzas en dos héroes, el pequeño Blue y la princesa Fa, los cuales tienen los conocimientos necesarios para poder atacar a los miembros del ejército de Daruma, y así poder vencerlos. El planeta entero tiene todavía alguna posibilidad de salvarse...

Empezamos pues una original aventura dentro del género de las plataformas. A pesar de que se creó para un público arcade, mira de tu a tu a grandes éxitos de la época como Mario Land o Super Mario World, éstos de planteamiento diferente al haberse creado únicamente para las consolas domésticas.

Posiblemente estemos ante el título que más llama la atención en cuanto a la paleta de colores utilizada. Siguiendo la linea argumental, los gráficos nos muestran cómo es Raguy, un planeta lleno de color, limpio de contaminación, y lleno de vida. A lo largo de la aventura podremos atravesar selvas, montañas nevadas, ríos, y un sinfín de escenarios que evocan un planeta con mucha vida.

El diseño de los escenarios, por otra parte, se ha hecho siguiendo en cierto modo el mostrado en Mario World, con gráficos simples, casi infantiles, pero que se desmarca de aquel mostrando en pantalla una variedad de colores sin igual. Veremos que Raguy ha sido creado como si de un sueño se tratara, en el cual la idea de un planeta limpio es la prioridad, y no el realismo del mundo en sí.

Los sprites han sido construidos siguiendo la linea vista en los escenarios, siendo unos personajes sencillos e infantiles que pueblan el mundo, de tamaño sorprendentemente pequeño y con apenas animaciones si tenemos en cuenta las posibilidades del hardware del sistema.

El apartado sonoro del título ha sido creado para acompañar a la acción siguiendo esa vitalidad del planeta, en la cual nos encontraremos canciones con ritmos muy caribeños que llaman la atención por el ánimo que pueden llegar a transmitir mientras seguimos adelante en nuestra aventura. Estos ritmos de bossa nova, etc, hacen que rápidamente se nos queden grabadas en la mente, y a buen seguro que nos sorprenderemos tarareándolas en alguna ocasión. Sin duda un buen trabajo que acompaña al resto de las características del título.

Los efectos de sonido son muy sencillos y no demasiado variados, los cuales incluyen escasas palabras habladas durante la aventura. Simplemente cumplen con su cometido, sin llegar a llamar la atención por una gran calidad.

Como buen juego de plataformas, deberemos superar las diferentes fases de las que consta cada mundo, teniendo la posibilidad de elegir rutas alternativas. El control del movimiento del personaje es muy sencillo, tendremos tan solo tres botones para ello, y no necesitaremos más. La fórmula es bien sencilla:

Por tratarse de un titulo de plataformas, la dificultad del juego debería ajustarse a la selección del nivel de dificultad al principio del juego, pero al tratarse de un juego arcade pensado para salones recreativos, nos encontraremos con unos niveles cortos pero difíciles de pasar si lo comparamos con títulos más descafeinados como los primeros de la saga Mario. Los saltos, la coordinación para esquivar obstáculos, o los enemigos que nos atacan o nos disparan, pondrán a prueba nuestros reflejos y paciencia.

Como punto negativo tenemos unos sprites minúsculos, que a buen seguro mermarán la jugabilidad del título en general.

Nuestro personaje además contará con varios poderes de ataque los cuales van a poderse cambiar durante la partida al recoger ítems, y se podrán potenciar para poder infligir más daño. Dependerá de nosotros elegir el más acertado según nuestro gusto, en el cual podemos encontrar armas como un boomerang, una bellota explosiva o una hoja.

Además, las gentes de Raguy nos ayudarán durante nuestra aventura, y en varias ocasiones encontraremos tiendas o casas en donde sus habitantes nos ofrecerán objetos a cambio de un cierto número de flores que hayamos recogido por el camino, ganar algún minijuego etc.

Estamos ante uno de esos títulos que son rejugables pero no por méritos propios, sino porque prácticamente es la única opción en nuestro catálogo. Blue's Journey no es un juego malo, ni mucho menos, tan sólo se antoja excesivamente corto, y los sprites se han reducido en exceso, quizas con el objetivo de crear una atmósfera algo más infantil. Aún así, la posibilidad de elegir caminos alternativos ayuda a aumentar la vida útil del juego.

En definitiva, el entretenimiento está asegurado, y acabaremos contagiados de ese optimismo que emana de su argumento.

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